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Cómo calentar la terraza gracias a las lámparas de infrarrojos

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Tener una terraza es una gran ventaja, sobre todo para quienes disfrutan vivir los espacios al aire libre. Sin embargo, con la llegada del otoño o durante las noches más frescas, este ambiente corre el riesgo de volverse inutilizable. La buena noticia es que existe una solución simple, efectiva y estéticamente agradable para seguir disfrutando de la terraza incluso en los meses más fríos: las lámparas de infrarrojos.

Cada vez más comunes en viviendas privadas, restaurantes, bares y hoteles, las lámparas de infrarrojos representan un sistema de calefacción moderno y funcional, perfecto también para espacios exteriores como terrazas, balcones, verandas y terrazas cubiertas. A diferencia de los sistemas tradicionales, que calientan el aire circundante (fácilmente dispersado al aire libre), la tecnología infrarroja actúa directamente sobre las superficies, las personas y los objetos, ofreciendo una sensación de calor inmediata y envolvente, similar a la del sol.

Además, las lámparas de infrarrojos se distinguen por su facilidad de instalación, bajo consumo y la posibilidad de integrarse en cualquier contexto arquitectónico, también gracias al diseño elegante y minimalista de los modelos más modernos. Ya se trate de una pequeña terraza en la ciudad o de una gran terraza panorámica, estas soluciones permiten ampliar el uso del espacio exterior en cualquier estación, mejorando el confort y la calidad de vida.
En este artículo descubriremos cuáles son las ventajas de las lámparas de infrarrojos para la calefacción de la terraza, cómo elegir el modelo más adecuado a las propias necesidades y dónde colocarlo para obtener la máxima eficacia, con un ojo también a la estética. ¿Listo para vivir tu terraza todo el año? Empieza aquí.

Por qué elegir las lámparas de infrarrojos para calentar los espacios exteriores

Calentar los espacios exteriores puede ser un verdadero desafío, sobre todo en los meses más fríos. El aire se dispersa fácilmente, los métodos tradicionales como estufas a gas o calentadores tipo seta tienen consumos elevados y requieren mantenimiento constante, y a menudo resultan voluminosos o poco estéticos. En este contexto, las lámparas de infrarrojos se presentan como la solución ideal, capaz de conjugar eficiencia, practicidad y diseño.

La primera ventaja de las lámparas de infrarrojos es el tipo de calor que producen. A diferencia de los sistemas que calientan el aire (poco eficaces al aire libre), las lámparas de infrarrojos emiten un calor directo, que es absorbido por personas, superficies y objetos, tal como hacen los rayos solares. Esto significa que incluso en presencia de viento o en ambientes muy abiertos, se percibe una agradable sensación de calor inmediata y constante.
Otra razón para elegir esta tecnología es su eficiencia energética. Las lámparas de infrarrojos consumen menos que los sistemas tradicionales y, gracias al calor dirigido, evitan dispersión innecesaria. Algunos modelos también permiten regular la intensidad o programar el encendido, optimizando aún más el consumo.

Además, las lámparas de infrarrojos se distinguen por su versatilidad y facilidad de instalación: se pueden fijar en la pared, en el techo o elegir versiones de pie, sin necesidad de obras invasivas. Todo ello con una estética moderna y discreta, perfecta también para espacios elegantes como terrazas, terrazas cubiertas o verandas.
Elegir una lámpara de infrarrojos para la calefacción exterior significa mejorar el confort del propio espacio al aire libre, alargar la temporada de uso y crear un ambiente acogedor durante todo el año, sin renunciar al estilo.

Cómo funciona el calor por infrarrojos

El calor por infrarrojos representa una tecnología innovadora que está revolucionando la manera en que calentamos los espacios, especialmente aquellos exteriores como terrazas, balcones o verandas. Pero, ¿cómo funciona exactamente?
A diferencia de los sistemas de calefacción tradicionales, que calientan el aire circundante, las lámparas de infrarrojos calientan directamente las superficies, los objetos y las personas presentes en el ambiente, a través de la emisión de ondas electromagnéticas similares a las del sol. Es el mismo principio que nos hace sentir calor al sol incluso en un día frío: no es el aire el que está caliente, sino nuestro cuerpo que absorbe la energía solar.

Esta modalidad de calefacción es particularmente eficaz en espacios abiertos o semiabiertos, donde el aire caliente generado por sistemas tradicionales se dispersa rápidamente. Con los infrarrojos, el calor se percibe de manera directa e inmediata, apenas se enciende la lámpara, sin tener que esperar a que todo el aire se caliente.

Existen diferentes tipos de lámparas de infrarrojos, que varían según la longitud de onda emitida: de ondas cortas, medias o largas. Las lámparas de ondas cortas son las más adecuadas para espacios exteriores porque generan un calor más intenso y resistente al viento.
Además, el calor emitido es limpio, silencioso y libre de emisiones nocivas, haciendo que esta tecnología sea no solo eficiente, sino también sostenible desde el punto de vista ambiental. Algunos modelos permiten también regular la intensidad del calor, ofreciendo un control personalizado del confort térmico.

En resumen, el calor por infrarrojos funciona de manera directa, segura e inmediata, y es ideal para quienes desean calentar la terraza sin dispersión, manteniendo un ambiente acogedor y funcional en todas las estaciones.

Dónde colocar las lámparas de infrarrojos para un calentamiento óptimo

La correcta posición de las lámparas de infrarrojos es fundamental para obtener un calentamiento eficaz y uniforme de la terraza. A diferencia de los sistemas tradicionales que calientan el aire, las lámparas de infrarrojos actúan por irradiación directa, por lo que es importante orientarlas de manera estratégica hacia las áreas en las que se desea percibir calor.

Primero, se debe considerar la zona de uso principal: si se dispone de una mesa con sillas, un salón de exterior o una zona de descanso, las lámparas deberían colocarse para cubrir estas áreas con un rayo directo. Es recomendable instalarlas en alto, en paredes o techos, con una inclinación entre 30 y 45 grados hacia abajo, para difundir el calor de manera dirigida sin dispersión.

En el caso de terrazas abiertas y sin protección, es útil aprovechar las superficies más protegidas, como esquinas o paredes laterales, para evitar que el viento o las corrientes reduzcan la eficacia del calentamiento. Si la terraza está cubierta, por ejemplo con un toldo o pérgola, se puede optar por la instalación en el techo, solución ideal para calentar amplias superficies de forma discreta.

En terrazas muy grandes o divididas en varias zonas, es posible instalar varias lámparas, creando áreas de confort independientes. En este caso, es mejor elegir modelos orientables y con regulación de intensidad, para adaptar el calor según las necesidades.
Finalmente, atención a la distancia mínima de seguridad indicada por el fabricante: instalar las lámparas demasiado cerca de personas u objetos puede reducir la seguridad y la eficiencia del sistema.
Una buena colocación garantiza calor inmediato, confort duradero y una terraza usable todo el año, incluso en las estaciones más frías.

Consumo y ahorro: ¿cuánto cuesta calentar una terraza con infrarrojos?

Una de las principales ventajas de las lámparas de infrarrojos es la eficiencia energética, especialmente comparada con otras soluciones para calentar espacios exteriores, como estufas de gas o estufas tipo seta. Pero, ¿cuánto cuesta realmente calentar una terraza con esta tecnología?
Las lámparas de infrarrojos funcionan con electricidad y consumen en promedio entre 1.000 y 2.500 vatios por hora, según la potencia del modelo elegido.

Por ejemplo práctico, una lámpara de 1.500 W utilizada 2 horas al día tendrá un consumo mensual de aproximadamente 90 kWh, cuyo costo puede variar según el contrato de suministro eléctrico, pero se sitúa en promedio entre 20 y 30 euros al mes. Una inversión contenida si se considera la posibilidad de usar la terraza también durante los meses más fríos.

A diferencia de otros sistemas, el calor generado por los infrarrojos es direccional e inmediato, por lo que no es necesario calentar todo el ambiente: basta con apuntar la lámpara hacia la zona a utilizar, reduciendo así desperdicios y dispersión. Esto convierte a las lámparas de infrarrojos en una elección estratégica también desde el punto de vista del ahorro.

Además, muchos modelos modernos ofrecen funciones de regulación de potencia o sensores de presencia, que optimizan aún más el consumo. Algunas lámparas pueden integrarse con sistemas domóticos (smart home), para controlarlas a distancia y programar el encendido solo cuando sea necesario.
En resumen, calentar una terraza con infrarrojos no solo es posible, sino también económicamente ventajoso. Con la elección correcta del modelo y un uso consciente, es fácil encontrar un equilibrio entre confort y costos contenidos.

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